¿De qué ha servido su destrucción como país? ¿Cómo viven hoy los libios?
Casi dos años después de aquel ataque “salvador” de la Otan, con el que se pretendía liberar a los libios de los imaginarios “bombardeos genocidas” de Gadafi, como también pretendían democratizar al país de la supuesta barbarie, cabe hacerse la pregunta: ¿Para qué ha servido la destrucción de Libia como país? “¿Cómo viven hoy los libios? ¿Miran el futuro con esperanza?
Hoy a casi dos años de la invasión imperial se constata que casi el 50% de los libios han huido del país; que muchas poblaciones, como Beni Walit, aún continúan siendo bombardeadas por los milicianos del nuevo gobierno títere impuesto por EEUU y Occidente y sin que ningún medio de comunicación muestre el actual genocidio hacia los disidentes; que tribus enteras como los Warfala son perseguidas, humilladas y asesinados a diario; que no hay gobierno constitucional ni democráticamente elegido, sino que impuesto por Occidente; en realidad nunca existirá un gobierno democrático en ese país mientras esté gobernado por EEUU. Esta pantomima de gobierno no ha sido capaz de hacer su trabajo de ordenar los servicios básicos del país, salvo la explotación y exportación del gas y petróleo a manos de las petroleras occidentales.
Y uno se pregunta ¿Qué grave delito habían cometido los libios? Un país que contaba con el mayor nivel de vida e índice de desarrollo humano de toda África (y tal vez del mundo); donde había pleno empleo y con 2,5 millones de trabajadores extranjeros; con un sistema de salud universal y gratuito; con agua y luz gratis para todos; con la mayor esperanza de vida de toda África; con tierra, vivienda y semillas gratis para los campesinos; la mayor matrícula de estudiantes universitarios de África y becas de 1.600 Euros para todos ellos. Un país donde se concedían préstamos sin interés y donde la vivienda era un derecho constitucional respetado; con un sistema de democracia directa en donde las tribus (grandes grupos de población) elegían a sus representantes.
Cómo podía suceder tanta maravilla en un país perteneciente a un supuesto continente atrasado. Pues bien lo conseguían con las ganancias del petróleo que se repartía a su población. Todo esto ya no existe debido a la destrucción de una nación a manos de unos mercenarios imperialistas y el saqueo de sus recursos naturales.
Qué sería de Chile si el cobre que sacan de sus entrañas se repartiera la ganancia en la población, sin duda seríamos un país desarrollado. Esto no ocurre porque las empresas mineras internacionales son dueñas del 70% de nuestros recursos.
Pero sigamos con el tema de Libia.
Alguien en el mundo se pregunta hoy por la democracia de Libia. El argumento principal que pregonaron las democracias occidentales era que se invadía ese país para rescatar a la población de la tiranía, que se convocaría a elecciones libres dentro de un plazo prudente, que se democratizarían las instituciones y que la población sería más feliz.
¿Qué ha sido de esas promesas?
Respondo inmediatamente, nada de esto ha ocurrido y peor. Ya la educación no es gratuita; la mujer, que tenía un papel preponderante en la sociedad libia ha quedado reducida a su mínima expresión por un gobierno islamista. Que los servicios básicos como salud, educación y vivienda ya no son gratuitas y que la riqueza del petróleo que servía para cubrir estas necesidades hoy lo saquean los países imperialistas. Esta misma película la estamos viendo en Siria, donde no se lucha por el petróleo sino por la reservas de gas que tiene ese país y que de seguro es la causa de su desgracia el día de hoy.
¿Cuál es su delito de Libia que sirvió de pretexto para la invasión? Pues, tal vez, todo eso: Ser un país con grandes recursos naturales y un sistema socioeconómico muy diferente a nuestros modelos de capitalismo salvaje. Eso y sus planes de identidad panafricana: con sistema monetario propio, Banco central africano, etc., un nacionalismo panafricano que, de crecer, privaría a los colonialistas de la torta de todo un continente. Algo que, por supuesto no se podía consentir.
Libia era y es la puerta de entrada a África para esos depredadores de la “Democrática Comunidad Internacional” que utilizan a la Otan para saquear un país tras otro. Lo estamos viendo en Siria y en Malí. Y tienen previsto entrar en 35 países africanos más. Argelia es uno de los primeros en la lista.
Para llevar adelante los planes estratégicos del Imperialismo, se adopta un nuevo formato colonialista de esta nueva oleada belicista. Por ello, los EE.UU. van a ‘conseguir’ el favor del nuevo gobierno islamista de Libia de aceptar la instalación en ese país del Africom, el súper-ejército americano para África, algo que antes no habían conseguido en ningún otro país africano, mientras el resto de los países miembros de la Otan (incluido España) adoptan distintos protagonismos dependiendo de la coyuntura puntual. Ya sabemos que España que está en la quiebra ya no podrá disponer de tropas para otras invasiones y menos del pasado de dominación colonial que se ejerció sobre el país intervenido. Desde esa puerta, todo el continente quedará bajo control y se desplegarán las estrategias adecuadas para eliminar el actual predominio comercial de otras potencias como China, controlar todos los recursos naturales de valor estratégico y someter a los grupos, países y/o líderes disidentes, como Gadafi, Al Asad o similares. Sin que nadie en el mundo se le oponga ni se escandalice.
Por Hugo Farías Moya
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