Los horizontes de la ciencia chocan muchas veces con los de la ética. Un equipo de científicos norteamericanos, dirigidos por el ruso Shoukhrat Mitalipov. Abrió ayer la puerta de la medicina regenerativa, y, con ella, también, el camino hacia la clonación humana. Un grupo de investigadores de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon (EE UU) y el Centro Nacional de Investigación de Primates ha logrado clonar células madre. Esto ayudará, en el futuro, a crear tratamientos adecuados para combatir enfermedades coronarias, el párkinson o los daños derivados de lesiones en la médula espinal. Un hito que llena de esperanza a muchos enfermos, pero que, también, a otros les ha hecho recordar a la célebre oveja Dolly. De hecho, es una variación de la misma técnica que se aplicó en aquella ocasión, pero aplicada a los hombres. El objetivo, han insistido, no es clonar seres humanos, pero aún así este logro científico deja mucho espacio a la imaginación y, sobre todo, a la ciencia ficción. Algunos expertos contactados por este diario aseguran que el estudio que se ha publicado en la revista «Cell» «tiene carácter ''marketiniano''». Es decir, «aunque hayan conseguido crear células idénticas, lo importante es saber si este avance se va a poder utilizar en futuras terapias». Esta duda le surge después de los experimentos realizados en cabras, ovejas, vacas, perros, gatos, ratones, cerdos y macacos, «que no han tenido muy buenos resultados. Son experiencias muy arriesgadas». Es más, la oveja no fue la primera especie clonada, en los setenta, un británico reprodujo renacuajos idénticos pero no llegaron a la edad adulta. El experto concluye: «Pasarán muchos años hasta que podamos ver la clonación de un órgano». Será necesario «analizar la estructura de tu riñón para crear uno exactamente igual y que no lo rechaces».
Y, ¿cómo han conseguido, tras más de seis años de intentos, clonar tejido embrionario humano? Muy sencillo. Los científicos extrajeron el material genético de una célula adulta procedente de la piel de un ser humano y lo introdujeron en un ovocito de una mujer, al que se le ha quitado el núcleo. De esa fusión se genera un embrión muy inmaduro (entre cinco o seis días de desarrollo) que, tras este proceso, ha sido capaz de crear células madre que, más tarde, podrían convertirse en nuevos tejidos y reparar algunas enfermedades.
El Centro de Salud de Oregon tiene reconocido prestigio y lleva años trabajando en el desarrollo de nuevos tratamientos con células madre embrionarias. De acuerdo con Mitalipov, su técnica «también permite convertir las células madre derivadas en células nerviosas, del hígado o cardiacas». Y, como explicaban anteriormente los expertos, «evitamos preocupaciones por un posible rechazo a la hora de realizar un trasplante. Como redactan en el artículo, antes de alcanzar el éxito, realizaron una serie de estudios tanto en células humanas como en las de monos. Durante estas pruebas, los investigadores descubrieron que nuestros óvulos son más frágiles que los de otras especies. Así, alcanzaron el éxito cuando lograron que los óvulos se mantuvieran en lo que denominan «metafase» durante el proceso de transferencia nuclear. Es en este punto en el que se produce la división celular y el material genético se alinea en el medio de la célula antes de que se divida. Éste es el gran avance por el que producen células madre idénticas.
Fuente: larazon.es
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