Tras intensas negociaciones, los ministros de Finanzas de la Unión Europea ratificaron en la madrugada de este lunes el acuerdo alcanzado por Chipre con las autoridades de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional
El acuerdo -por el que el país mediterráneo recibirá un rescate de hasta 10.000 millones de euros (unos US$13.000 millones)- prevé que el Banco de Chipre, el mayor banco de la isla, se salve, mientras que la segunda mayor entidad financiera chipriota, el Laiki Bank, será liquidada.Era un signo inequívoco de lo que estaba pasando en la pequeña nación mediterránea: el miedo estaba ganando terreno.
En una de las filas en el centro de la ciudad, Andreas, un pensionista, acababa de sacar sus últimos 200 euros (US$260).
"La semana pasada éramos ricos", dice. "Ahora somos pobres. ¿Por qué está pasando todo esto?, se pregunta.
Ese es el sentimiento de muchos chipriotas. En el espacio de unos pocos días, esta isla de vacaciones del Mediterráneo se ha convertido en el gran problema de Europa.
Momento clave
En los últimos meses los manifestantes han tomado las calles en países como Grecia o España, pero sus gobiernos tuvieron que cumplir las demandas de Bruselas.
Chipre y su pequeña economía también han tenido que ceder.
Hace casi una década, los chipriotas celebraban la entrada en la Unión Europea.
Ha bastado una semana para que en la isla reine el sentimiento de que Bruselas les ha traicionado. En las calles han aparecido pósters con la imagen de la canciller alemana Angela Merkel luciendo un bigote como el de Adolf Hitler.
"¿Qué es Europa?", se pregunta Marilena Nikolaou, quien se manifestaba a las a fueras del Parlamento chipriota. "¿Es una unión de aquellos que tienen dinero y quieren controlar a los que están necesitados? No queremos estar en esa Europa", afirma.
Puede que la relación de este país con Rusia les dé la confianza para rechazar a la Unión Europea. Moscú es un viejo amigo ortodoxo y se cree que muchos de sus nacionales tienen en la isla dinero poco ortodoxo.
Las autoridades chipriotas han cortejado al Kremlin aunque sin éxito hasta el momento, pero ello podría atrapar al país en un peligroso juego geopolítico, con un brazo estirado por Europa y el otro por Rusia. El país podría fácilmente perder el equilibrio.
Pero Chipre no es sólo el paraíso de los rusos adinerados. Es un país donde viven personas venidas de todo el mundo.
Lugar cosmopolita
El fin de semana, los trabajadores extranjeros aprovechan para visitar Nicosia y en las calles de la capital se pueden ver polacos, búlgaros, filipinos o bengalíes.
Esta mezcla de nacionalidades ha dado como resultado un lugar cosmopolita, pero también ha complicado el rescate financiero, ya que el gobierno debe proteger varios intereses extranjeros.
Eso es lo que contribuyó en un primer lugar a crear el problema. Un país de poco más de un millón de habitantes convertido en un paraíso fiscal con un sistema bancario desproporcionadamente grande.
Ahora la fiesta se acabó y se siente la resaca.
Argyris Zambakkides ha sido el encargado de una estación de gasolina de la isla durante 16 años.
En los últimos días ha tenido que rechazar los pagos con tarjeta de crédito porque los suministradores sólo quieren efectivo.
"Es la primera vez que sucede. No lo puedo creer. Mi mujer trabaja en un banco que puede que sea cerrado y mis clientes no están viniendo, así que a lo mejor yo también tengo que cerrar. ¿Y ahora qué?", se pregunta.
Las hordas de periodistas que han llegado a la isla en los últimos días se han encontrado un país que no quiere estar en el foco de la prensa.
La gente dice que es lo peor que ha sucedido en el país desde 1974, cuando Turquía invadió parte de la isla tras un golpe de Estado apoyado por Grecia.
Un país dividido
La frontera entre las dos comunidades divide Nicosia en dos. Cruzo con un visado al territorio reconocido tan sólo por Turquía. Los bazares se alternan entre las mezquitas.
Havva Shenol vende pañuelos. "Nos sabe mal por lo que están atravesando", dice, señalando hacia el sur. "Porque todos somos chipriotas. Debemos ser una familia. Y también nos golpea a nosotros porque ya no gastan aquí como solían hacerlo".
Pero cuando le pregunto si cree que la actual crisis puede ayudar a la reconciliación, mueve la cabeza. "Siempre fuimos pobres y nunca les importó así que, ¿por qué les íbamos ayudar ahora que tienen problemas?".
Los chipriotas lucharon por un país que está frente al precipicio. Esta última semana ha dañado su orgullo, pero no su determinación.
Fuente: BBC
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